Meses antes Evita había entrado a la catedral de Las Palmas acompañada de un séquito franquista. De esos días todo lo que se podía ver de los canarios cabía en el canto de un papelillo. Esqueléticos, desnutridos, debieron ser preocupación para la familia Perón. Y es que más que ser socialismo nacional, en ese gesto, el peronismo parecía ser universal.
Pero la leyenda, capricho maquiavélico, decidió que los barcos fueran desviados a Nápoles, forma del régimen de pagar a Italia su ayuda en armas y equipamiento. Hay quien dice que todo fue una campaña mediática entre Franco y Perón. El hambre continuó en Canarias, lamentablemente el hambre no es mediática.
Wow, alucino. Imagino que cuando decís la catedral de Las Palmas, os referís la Basílica de Santa Ana.
ResponderEliminarEs una preciosidad, no tenía ni idea de este hecho histórico.
Gracias por informarnos!
Un saludo,
Jorge
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