martes, 26 de agosto de 2014

El primer cuento: La fortaleza de los sensibles.

   Hay un bulo suelto por el mundo, una mentira que relega a los enteros, a los tocados por la sensibilidad para integrar lo de fuera con lo de dentro, al desamparo de la confusión.

   Habría que explicar que los sensibles no solo se quedan en la fachada perecedera de lo físico sino que son capaces de entrar en lo que realmente es inperenne, llámese espíritu, alma o simplemente lo que es cualquiera por dentro.

   Un prejuicio será ver a los sensibles como los locos, los que se les va la olla (jjajaja si los animales supieran que son los lokos los que cambian el mundo). Los que se saben sensibles tendrán la fortaleza también para aguantar este prejuicio porque no hay nada que ellos no puedan soportar.

   Y una vez mas los sensibles serán ante ojos ciegos los estúpidos, los tontos. Y una vez más habrá que explicar que no existe una única inteligencia (eso es solo un invento del capitalismo que necesita que desarrollemos una sola de las inteligencias y mantengamos oculta otras para su propio beneficio). La inteligencia de los sensibles es una inteligencia que no se enseña en las escuelas, es la cualidad de obtener datos de la realidad interior de las personas que otros no pueden, como entrar en una habitación después de una discusión y notar en el aire que algo no bueno a ocurrido, o sentir el dolor de una funcionaria proyectada hacia afuera de la ventanilla (el sensible soportará todas esas piedras también), una capacidad de percepción que va mas allá de las palabras de cualquier idioma. Por ello a los sensibles les cuesta tanto mirar a los ojos (ven demasiado profundo el dolor de otros).

   Y el último prejuicio que en estos momentos recuerdo hacia los sensibles (iré descubriendo mas por el mundo) es aquel que los intitulan como asesinos de personas. Y nada mas alejado de la realidad, porque un sensible construye personas no las destruye, un sensible solo destruyen los prejuicios que contengan algunas personas y eso las harán mas grandes, mas sensibles.

   Y a pesar de todo, para la gente, las personas sensibles serán una atracción para todo el que le rodea (ante esto no hay discusión), porque al fin al cabo el humano es muy humano, aunque no lo sepa, aunque nadie se lo haya explicado. Son los sensibles el imán en el que todo humano quiere entrar. Y que maravilla la gente, que humana queriendo tocar lo sensible, esperando el reflejo de lo que en verdad ellos también son, aunque no puedan o no sepan como sacarlo. Los sensibles tienen la obligación de ayudarles a ello, porque la gente lo esta pidiendo a gritos, a sufrimiento, la gente sufre por los sensibles y la única forma de ayudarles a curar esto es convirtiéndolos en sensibles también. Los gobiernos tienen una obligación ineludible en esto, porque es una comida tan necesaria como la del plato o el trabajo.

   Por eso nadie como un sensible respeta el dolor ajeno, porque los sienten como suyo y sus lágrimas serán las lagrimas de otros (rara vez el sensible llora por si mismo, es el reflejo del dolor ajeno lo que les hace llorar).

   Las personas sensibles serán ademas las mas valientes para mirarse el ombligo, sin miedo a encontrar lo que verán dentro (tan acostumbrados a ver dentro en los demás como no iban a mirarse el ombligo), tendrán así en cuenta sus acciones, meditaran cuan grande puede ser sus palabras en otros, para no herir y solo palabras duras saldrán de su boca o de sus dedos cuando se requiera recordar a alguien que sus acciones hieren a otros. Porque ser una persona sensible es ser un guerrillero de lo humano a cualquier coste personal, así se pierda un ojo, mil neuronas, o la prolongación de su genética. No hay humano mas valiente, mas dispuesto a ese sacrificio que las personas sensibles, a cualquier coste seguirán siendo ellos por el bienestar de los demás, aunque lleve un tiempo a los demás darse cuenta.

   Y toda esa fortaleza hace al sensible no parar en su objetivo cuando tiene clara su misión, es irrompible, solo la muerte física puede derrotarle (y en algunos casos históricos ni eso, Ghandi uno de esos ejemplos). A una persona sensible no se la puede derrotar, aunque verla llorar nos haga creer que es débil es precisamente todo lo contrario. Y es ese nivel de sensibilidad lo que hará que la felicidad de los demás sea su felicidad, serán los que piensan solo en si mismo, los débiles, los que mas sufran ante un sensible.

   La paciencia se convertirá ademas en una mas de las virtudes de los sensibles, la paciencia para acepta (y hasta aguantar) el sufrimiento ajeno aunque este se exprese en una piedra directa a la cabeza del sensible (el sensible es demasiado fuerte para aguantar eso).

   Aguantará cualquier falta de respeto por respeto al sufrimiento que les lleva a los no sensibles a hacer esto. Aceptará las piedras en su cabeza y la sangre de las heridas que se derramen hasta sus ojos no les impedirán seguir viendo con sus otros sentidos.

   En este mundo hay muchas escuelas de lo sensible (yo he visitado algunas), son aquellos países con un alto nivel de espiritualidad que se ha perdido en europa y que países musulmanes como Senegal desarrollan muy bien (será que Allah les gusta las personas sensibles), ese nivel espiritual que vuelve a la gente mas respetuosa con el otro, mas en los demás.

   Y es que al fin al cabo el mundo necesita imperiosamente a gente sensible, que se enseñe en las escuelas, teach it in the school.

   Porque ser sensible te hará entrar hasta la cocina en cualquier parte del mundo, hará que comunidades te quiera con ellos por siempre, confiarán en ti por siempre.

   Para mi el Ché fue una de las personas mas sensibles que el mundo a tenido la oportunidad de disfrutar y no murió.




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