Cuentan en Brasil que un tal agustinho ,o ronaldinho, o quizás nuniho araba la tierra con sinceridad allá por bahía. No mentía cuando prometía una semilla, ni cuando la malahierba pedía ser arrancada a los pies de los frutales, tampoco cuando despigaba el maíz ya con granos del color del atardecer brasileño, acostumbrado como casi todo ente rural a hacer lo que debe hacer.
Escuchaba el ruido del viento sin escuchar otra cosa que el ruido del viento, de la misma forma que escuchaba siempre que podía a Kennedy en una pequeña radio de las que entran en el zurrón.
También quiso siempre saber leer, pero se venia la época de siembra y no había tiempo para esas cosas. Y hasta con el mismo defecto profesional cultivaba a los vecinos de los que hay que llevarse mejor que la familia porque son ellos quienes sacan de apuros cuando aquella esta lejos como solía comentar.
Y así casi 20 años de tensiones políticas, amenazas de guerras nucleares, dictaduras, vietnam empezando y acabando con generaciones. En verdad gustaba nuestro campesino de las palabras de los discursos de aquel presidente aunque no se entendiera todo, aunque su ingles no pasara del I dont know.
Su mujer, de descendencia agrícola también, superpuesta al tedioso trabajo de su marido podía ver que aquel hombre sería el mejor de los padrinos para su hijo. Su mujer hacia ya por el séptimo mes de preñada y decidió que Kennedy seria el apropiado padrino para un ahijado.
Con lo poco que codificaba palabras la mujer escribió una carta que ella mismo entregó a la embajada de estados unidos de américa. Tardo en encontrarla porque a pesar de ser no muy experimentada en viajes ni ducha en libros sabia que existía un estados unidos de méxico en américa, y americanos eran los habitantes de todo el continente, y que realmente no había nombre para el país en cuestión . Aun así no tuvo problemas cuando preguntó al conserje de aquella embajada que si allí era la embajada de estados unidos de norteámerica, si ese país cuya capital es Washington y la casablanca el hogar del presidente aunque tambien hay un pais donde casablanca es la capital.
Y así fue como por uno de esos huecos asépticos de los cuentos la carta llegó a manos de Kennedy que dicho sea de paso no entendía la menor palabra de portugués. Contesta Kennedy que si, pero que debido a asuntos de estado no puede ir a brasil para el bautizo.
Pasó el tiempo. Y hubieron muchas siembras y recogidas y el hijo ya sabia por entonces cuando había que podar chupones y cuando mamones en las tomateras y el mimo que se ha de tener con la buena fruta.
Pero un día por aquella pequeña radio sonó la muerte de Kennedy. Nuestro agricultor estaba funcha en mano sacando papas, y el tintineo de la radio desde el zurrón le hizo sudar hasta el sombrero. Pero la noticia llegó compartida porque por la acequia aparecía su mujer con las manos a la cabeza y corriendo hacia su marido con el “no sabes lo que pasó, el compadre murió”
muy serio el hombre responde que “que se le va ha hacer si la vida es así y uno se marchita como fruta fuera de temporada cuando te llega”. Ella muy preocupada, acercándose a la histeria, como afectada por la desgracia de un familiar cercano, se hecha manos a los ojos y exclama: “que va a ser ahora de la comadre Kennedy!”.
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