sábado, 5 de septiembre de 2015

PAÍS FRUTA.


   Aquel país era un desastre, tan duro de digerir que se nos llenaban los barrios de pibes enfermos de haco y boliche, los obreros trabajaban tantas horas por un misero sueldo que a la noche el único alivio era mandarse un par de trabucasos de ron para poder agarrar el sueño que anestesia, y ni tiempo para la familia había, ni se quería tener. Que vergüenza mas grande nos damos aveces, les susurraba la conciencia.

   Cultivar la tierra dejó de ser acción soberana por insustentable, y huérfana quedó en progresiva desidia.

   Quien no podía escapar al mes con su pequeña cosa, el espíritu de supervivencia los mandaban a plantar su pequeño huerto de papas o a la marea lapero en mano o al trapicheo de sustancias que alivian pero no solucionan.

   Como eran frutas de almíbar sabían del dolor en la espalda trabajando de duro estibador, de siniestrado obrero o al agacharse a recoger tomates. Hasta sabían (y no lo olvidemos) del dolor que supone también la inevitable acción, en ocasiones, de agacharse a recoger teniques.

   Y cuando la cosa ya estaba tan deteriorada solo un hábito de tranquimanises o alcoholismo aceptado acallaba a la conciencia, buscando siempre el rincón oscuro. Porque ni la luz era costeable, puesto que el sol fue secuestrado en el país mas luminoso de aquel planeta.

   Y eso era así para todos, desde el adoptado al étnico pasando por el criollo. Pues de esta orfandad participaban todos por igual, todos desquisiados esperando alguna ayuda del estado o trapicheando lo que podían para resolverse el mes. Bastaba mirar alrededor pa que a uno se le encogiera el corazón.

   Y en verdad que en aquel país de cerco líquido siempre fue así. Por eso era sitio acostumbrado a criar emigrantes, manera mas resuelta de que la emancipación no explotara.

   En cualquier otro lugar del mundo se podría decir que aquella situación era insoportable. Pero será siempre un misterio que aquellas gentes, personas frutas, fueran hechas de tan dureza de acebuche. Pues no perdían el sarcasmo socarrón o la ironía sutil para reírse de la desidia en su cara.
Por dios que aquella gente era dura, tenían el cráneo blindado.

   Hay quien dice que era así a base de perpetuar el aguante durante siglos, otros al hábito de lo cotidiano, otros ni se lo planteaban y esos son los que mas apenaban.

   Siendo sinceros, hubo, hay y habrá un grupo de gentes que a base de trabajo siempre quiso destituir al miedo. Eran grupos de consumo responsables, asociaciones de permacultura, asociaciones de jóvenes emancipadores, organizaciones para las energías limpias, algunos sindicalistas, portuarios, centros ocupados y hasta algún que otro partido político (de la dureza de un roque y otros de pronta creación) que durante años hacían un trabajo que nuestra pandemia pretendía invisibilizar al grueso de la población. Fíjense lo que hacían con la fruta más lúcida de aquel planeta!.

   Como de salvaje es no respetar hubieron también asociaciones de tenikes, porque no es de salvaje recoger tenikes para defenderse sino lo otro: NO RESPETAR AL PUEBLO.

   La endémica pandemia la constituía un virus llamado Pérdida Paulatina. Concreto, definible, compensurable, introducido de fuera que ha base de mutar por 6 generaciones hacían a aquellas gentes permanecer sumisas y violentas entre ellas. Una desunión intencionada inscrita en los genes a base de hostias. que tensión más planificada!.

   El virus hacia a algunas personas echarse culpas entre ellas, a otras abrazar la dependencia mental que prohibe la emancipación, otros el silencio postergado en los genes del sumiso, a los más adaptados a elaborar una coraza de egoísmo que le aislara de la realidad, y a la mayoría promover desunión.

   Había quienes tenían en mas o menos proporción la infección, los mas inicuos se transformaban en aguatenientes, carceleros de puertos, cobradores de impuestos al sol o empresarios sin escrúpulos retuerce espaldas.

   Pero mira que era listo este virus que del miedo tiraba siempre, amenazaba con miedo de hambre, miedo de pobreza, miedo al desempleo, miedo a la orfandad. Como si a un asesino lo pusieran al custodio de una guardería, ¿que daba mas miedo? (un alguien se preguntaba).

   De la raíz de un árbol endémico (un alguien de polígonos, riscos y pueblos miseros) extrajo un jugo que por pura diversión tomó. Y observen que fue milagrosa la infunsión pues aquel individuo en el pais fruta comenzó a respetarse a si mismo, y no sabremos muy bien porque pero eso derivó a que respetara a los demás. Así cuando le venían y le humillaban con insultos el no contestaba, su cráneo se endureció de tal forma que no hubo tenike que lo agrietara, pues no había nada en aquel mundo que afecte a quien se respeta así mismo.

   Destiló litros. En el pecho, en el que tenía tatuado 7 estrellas verdes, se puso un cartel en el que se leía “cuidado, soy contagioso” y fue repartiendo dosis por aquí y por allá. De tan magnitud el contagio, que aquella frutas empezaron a respetarse entre ellas. Luego con los días, como proceso natural, les entraron unas ganas inauditas de emanciparse, como fruta madura caían a emanciparse.

   Pues el que ya anda emancipado no necesita leader porque lleva su propio leader dentro. Y a partir de entonces, el mundo mismo fue testigo, perdieron todo el miedo. Habrase visto cosa mas hermosa en la historia!, aquello era tremendo.

   Cierto día, hartos de la desidia del malvivir, el adoptado, el criollo y el étnico se dieron cuenta que el martillo venía de arriba y no de al lado, y se unieron sin condiciones. El adoptado, el criollo y el étnico se reconocieron como hermanos y rompieron la vertical. Así se hicieron prósperos en una horizontal unida que ellos mismos construían.

   Los pibes dejaron de buscar como última salida alistarse en el ejercito que promovía el virus. Y hasta los funcionarios se dieron cuenta de la oportunidad, que es egoísmo no mirar a tu vecino cuando uno es tocado por el “a ti si”.

   Hasta los comportamientos entre ellos cambiaron sin virus. cuando alguien se equivocaba lo reconocía y continuaba su trabajo. Se emanciparon las ganas de ser otro su destino.

   Y así lo cuentan los mas viejos, de esa forma, sin leader, empezaron a organizarse. A todas aquellas organizaciones, cooperativas y partidos que ya existían se unieron mas y mas gente, e incluso se crearon numerosas más, todas creando sinergia social, todas germinando emancipación. Cosa más linda jamás se vio en aquel planeta. Era el periodo de la metabolización del azúcar.

   Las organizaciones utilizaron los presupuestos participativos que se establecían por consenso y mano de obra local. Y entre todas ellas había comunicación y respaldo.

   Y fue así todo de tan repercusión que los propios guardianes de la fruta se vieron identificados, pues ellos sin diferencia también tenían pareja, hijos, primos, abuelos fruta que padecían de tal despropósito. Los funcionarios del “a ti si” miraron incluso a sus familiares más lejanos para despojarse del egoísmo en el que fueron educados, porque ellos también eran fruta que sufrían de esa pena.

   Aprovecharon su cualidad de hablar con la boca chiquita en la que se les había educado para organizarse y pasar desapercibidos, lenta metaboliza el azúcar la fruta.

   Y fíjense uds que hasta aprendieron a llorar en público, que más vale eso que acabar reventando en un vacaguaré. A golpe de lágrima también fue su lucha. Que esas las entendían aquel planeta entero.

   Cuando la fruta estuvo madura, la emancipación se proclamó a los 4 vientos. Acuerdos internacionales respaldaban la paz en aquella latitud y hasta la ONU reservó un huequito al país fruta, pues lo que estaba pasando allí era semilla para el mundo.

   Se recuperó tierra abandonada y de la ciudad más poblada de aquel fragmentado pais los pibes cambiaron el haco por huertas de hortalizas. Otros pibes trabajaban en las energías limpias que sustentaban su país o en empresas frutas que irrumpían en el mundo.

   Y hasta el arte y la cultura se hicieron propias, porque no hay forma mas certera de permanecer sin emanciparse que simular lo que no se es.

   Todo eso hacían nuestros pibes, porque no hay cosa que se haga con mas ilusión que aquellas que se hace pa si mismo y así cualquiera adquiere responsabilidades.

   Sin virus ya ¿que ley les iba a impedir establecer acuerdos comerciales con todos los colores de aquel planeta? (celestes, rojos, azules, amarillos, morados, negros...). Y tan bien se hizo que ni en los inicios de esta emancipación se pasó hambre.

   Se prohibió por ley que embarcaciones portando armas atracaran en sus puertos francos, y las únicas armas permitidas en su suelo eran las de cartucho para cazar conejos y algún que otro tenike al que pretendía desunir. Era así porque ya desde décadas antes, ellos se habían pronunciado con el NO a la militarización.

   Fijesen que hasta la ONU les permitió no tener ejército protegiendo su soberanía, conscientes que la fruta caída, ya en tierra, estaba germinado al mundo.

   La constitución prohibía la explotación y las jornadas laborables impedían embrutecer a nadie. También recogía el crisol de géneros que enriquese al humano y el emigrante era parte de los mismos derechos.

   Así en pacifica armonía y prosperidad, el comercio internacional sin coartada, su naciente industria electrónica y de renovables generaban un superávit que incluso permitían la sana cooperación 3.0. con otros países ocupados, aquello era esqueje para el mundo. País democrático como aquel en la vida se vio.

   Diversificó tanto su agricultura y su industria que ya no era posible la dependencia que degrada, pues era soberana alimentaria y energéticamente, y de esta forma sus decisiones pudieron ser propias. Orgullo de país hasta los extraterrestres lo analizaban.

   Hay quien dice que fue fácil, pero haciendo honor a la verdad, aquellas frutas habían estando esperando por 6 milenios aquello. Y todo transcurrió así porque ya nadie quería esperar otros 6 milenios para ser respetados como humanos. La fruta ya había metabolizado suficiente azúcar y estaba al caer.

   Hasta era tan reconocida su lucha que de todos lados de aquel planeta se ofrecían en ayuda de los habitantes de aquel país fruta, pues muchos de ellos hace 5 milenios también habían padecido lo mismo. De todos los mares venían a establecer relaciones, venían a tenderles la mano en un comercio fructífero para todos. Porque no le hablen a un Saharawi en medio del desierto o un Cambullonero de siglo pasado que cosa es el capitalismo o el comunismo. Que mundo mas solidario!.

   Y así fue que aquel hombrecito de barro, que destilaba y destilaba, pudo retirarse en paz a cuidar un par de cabras que ya no estaban dando leche de tanto descuido.




 Mas de tres meses sin meterme nada por la nariz (y no estoy en Cuba). Viviendo de los platos que me mate a lavar en England. Abrazossssssssss.

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