miércoles, 19 de mayo de 2010

El adiós del camello

     Cavar un hoyo cerca de la sierra madrileña, los zapatos embarrados y tus pies dentro temblando la última certeza. Eras unas manos heladas que ya no controlaban la pala, aun así no te metían prisa porque rezaban ya en sus caras tu última certeza.
    Pero no se me distraiga viejo, métale más ganas que se le va a quedar pequeño. Si total ya solo eras un aliento espeso, una respiración tosca y atascadas, un ojo mareado en medio de un huracán, borracho de dar vueltas, sin punto fijo.
   Que mierda viejo y te van a matar así sin despedirte de paola aunque ya casi nunca estuvieras con ella, sin decir eso que esquivabas a josé y él supiera que era todo lo que dejabas en este tu parsimonioso mundo. Te entiendo viejo, así es difícil cavar. Así es difícil decirte a ti mismo adiós, que no estuvo mal pero podría haber sido mejor, haber probado la fideuá de gandía solo por saber como comían por allá, que tus genes hubieran saltado a una generación más, haber visto los pirineos ,no se porque viejo siempre queriendo ver esas montañas, ¡pero si tu eres de costa¡. Luego preguntarse lo que viene después, y que da igual que eches mucha mierda si total ya estarás muerto. Y que decir de lo que se hizo a medias o mal, una mujer suplicando una conversión a algo que nunca fuiste, que nunca deseaste y una culpabilidad de católico sincrético por estar fuera del mundo. ¡Aaaaah!, ya esta bien viejo no te vayas así, componte, que después le digan al vasco que te fuiste sin gesticular. Además de a poco se acaba el día a finales de invierno, no puede ser mejor con esta luz apagada de tarde en la sierra. No puede ser mas idílico con estas coronas blancas deslizándose por las laderas, con estos periquitos que nadie sabe que hacen aquí, que están como tú, que llegaron como tú, en emigraciones clandestinas.
    No te echaran mucho de menos viejo, si acaso la gorda dominicana que de un grito de ventana te avisara del tapeware con arroz y judías negras y pequeñas de las que tanto te gustan. Ella si echará de menos tu rugido de león hambriento al mediodía, el resto ya compartirán boliches con otros o comprarán hachís a arturo el gitano, ¡el gitano se va a ser de oro viejo!.
   Pero no crean, el viejo nunca quiso morir así, siempre prefirió el referente cultura de mama y papa, una casa llena de hijos y nietos, y un calor que va más allá de la chimenea y el sosiego. Todo empezó con eso de meterse en líos, de decir que si a todo negándose a si mismo al último peldaño de un ascenso o mas bien un descenso a una realidad de tráfico de estupefacientes. Era cubano, pero esto no quería decir mucho en madrid donde no pasaba de una pieza decorativa más en lavapiés, un proveedor especial que hacia eso de aliviar el vicio algo mas empático, mas de andar por casa. No era mucho pero permitía una supervivencia de cangrejo esquivando olas que al final resultaron en un tsunami mortal de algas verdes y venenosas.
     ¡Como se te ocurre andar así por el mundo viejo!, es que no ves que siempre hay uno de esos padrones que pica y el vasco era todo un señor mojo picón del que te hacen mueca. Ya , lo se viejo, era esa subterránea necesidad de creer en la gente, de condescender a la desventaja de un salido de prisión, del en el fondo el vasco es buena gente y recién salido uno necesita saber que puede contar con alguien.
    Sepan uds que el viejo nunca fue un camello al estilo mísero del término. Era un proveedor atípico, cómico con los niños, parlanchín y la mejor forma de saber que pasaba por la calle. Su rebeldía hacia una majestuosa relación sin concesiones con lo que le rodeaba, fuera clientes, vecinos o policía. Tal sinceridad acababa siempre con su cuerpo en la cárcel, producto de esos días en que se le olvidaba que es demasiado temprano para estar en la calle vendiendo y mas aún acercándose la primavera cuando lavapiés se llena de secretas de paisano con zapatillas de playa y piratas, y barba de dos días, y pequeña mochila donde espera el retráctil y ya esta bien viejo que te llevamos y tu alborotando, y te bajabas los pantalones y les enseñabas la pinga y les increpabas ¿que?,¿que?,¿que?.Tus gritos inundando la plaza y “yo soy negro y nací libre”, y “no me toques” y “vuela alto”, y amenazas con orishas que echan brujería, y todos mirando sin entender que tu rebeldía de mulato era defecto cultural de cubano.
    Esa cárcel era también un montón de cartas de paola, y releerlas y estudiarlas y estar en ellas soportando el destierro de tu roca de cangrejo. Nunca se acostumbra uno a eso ¡eh viejo!.Nunca se acostumbra uno al frío de las gotas de sudor de la duda, de saber si estará con otro, era esa enorme contingencia helada que te paralizaba los pies.
    Se jodió la fruta en el momento en que el búho fue diario en sus ojos, se pasaba todo el día huyendo del mono. ¡Tú frente al cold turkish viejo!, tu cara transpirada frente a su cara, empezando a respirarle su respiración , empezando a palpar la dolorosa realidad. Ni con esa puedes viejo. La suma de todo esto era una mujer recriminando incontables boliches nocturno y eso otra vez a mas búho en un circulo vicioso de minotauro.
    Pero en verdad el principio de la última certeza fue un kilo de buen speed que un viejo compañero de carabanchel había querido colocar en madrid. Tuviste que ir hasta bilbao para hacer de burro, con carga de la que pesa y volver con esa terrible dualidad de la existencia en la que se es tranquilo por fuera e infierno por dentro.
    Es curioso como la droga tiene también su camino, de laboratorio en bilbao a guagua y colocarlo a mano por si hay control con perros tirarlo rápido por la ventana o al suelo y de una patada se pierda en el infinito donde nadie pueda verlo y con suerte encontrarlo oculto en la sombra del último peldaño que te escupe de la guagua, la carambola perfecta. Después ya en madrid que quede bien guardado en casa de algún pibe de confianza que no se eche y que no pida mucha plata. Entonces ya solo quedaría manejarlo rápido y evaporarlo por lavapiés a dominicanos
contradictoriamente nerviosos, a gitanos con vida de gitano en madrid, a pibes que los fines de semana se conviertes en alternativos por unas horas pasando cerca y sin implicación de un pakistaní o kurdo aunque no sepan ni donde está el kurdistán.
    Aquel kilo estaba maldito desde por la mañana. Cuando el viejo se levantó soñando con un coco flotando en su barriga y la angustia de equilibrarlo para que no se derramara por su ombligo que era acorde al tamaño del coco. Por mucho que se pusiera boca abajo o de lado el coco no caiga, permanecía ondulante en su flácida barriga como girando alrededor de un esquivo embudo. Aquel kilo era un coco soñado a las 3 de la madrugada, con el sudor en el plástico y todo. Un kilo que entraban mal ahora en navidad cuando las patrullas se doblan y anda lavapiés lleno de secretas en parejita, el hombre bueno y el hombre malo.
   Pero ese kilo era también tu pensando “ya va pa 3 meses que no pasas plata a la jeba viejo" y un desagrado en la paternidad esquivando a un hijo que estaba en desventaja heredada.Que cosa la violencia económica ¡eh viejo¡, te deja un vacío interior, un extraño desconsuelo de cosas que no quieres, que sabes que no quieres, que son cosas de otros,vicios de otros, que tú con los boliches ya tienes suficiente. Porque en esta historia también estaba el diablo rojo, el solo un poco para probar de que va y lo demás se pasa. Además “mas vale no meterse en problemas con el vasco que es cosa seria y se me pone bravo".
   ¡Así no se puede viejo!, y es que no te dabas cuenta que estabas pasando de cangrejo migratorio a roca, a espécimen que se salta las reglas, que expiró su tiempo en roca y hay más cangrejos esperando justo donde se les quiere, donde se les necesita como carne de cañón. Mas te hubiera valido mandarte a mudar. Pero te lo tomabas todo tan a broma, porque para ti más valía la risa de tu desdicha que las lágrimas de tu desidia, ¡pero si hasta yo se que los cangrejos no ríen viejo!.
    Iban para 20 años lo del vasco, era raro estuviera tan pronto fuera y mas raro aún que estuviera con trapicheos. Siempre fue mala hierba el vasco, lo supiste desde que por culpa de él pillaran al gallego en su celda haciendo boliches , lo cogieron prendiendo fuego a un bombillo con amoniaco y cocaína. Si viejo, tú fuiste el único que escucho al vasco hablando con el cabo, que si el gallego se cree muy listo, que ahora mismo esta con la cosa. Y te lo callaste viejo, no querías problemas y ese era el primer paso para tenerlos. Le callo gorda al gallego, pobre con lo listo que era. Y aun así le aceptaste los mil gramos de anfeta, y así te fue viejo. Ya, ya, lo sabemos, era fácil que te deshiciera de ellos e igual en una de esas te vuelves a cuba con la plata, que ya esto no es para ti.
    El vasco estaba mas gordo y arrugado que nunca, con un andar cadencioso que lo hacia arrastrarse pegajosamente, una baba viscosa el vasco. Pero esto al viejo le daba igual el solo quería su parte. El plancton para seguir sobre la roca esquivando olas, la excusa para no morir aunque esto al final resultara irónico. Dijo “en un semana vengo por la guita no me cuentes cuento que te acabo.” y pasaría una semana sin verlo. A borbotones te iba a caer el dinero ¡eh viejo¡.
   Luego lo del vasco viniéndose a vivir a lavapiés nunca lo entendiste, no sabias si era desconfianza, o por cambiar de aires, o que se yo porque le salió de ahí las ganas de joder. Pero la cosa preocupaba,” no vaya a meterse en mi negocio que por aquí ya somos muchos y la gorda dominicana solo me hace comida a mi”.
   Y que decir del pibe dominicano viejo, encima amigo de tu hijo. A los 3 días aparecieron en su habitación y con perros no le hicieron falta ni siquiera destrozársela. Pobre pibe viejo y por unos euros. A ver como le ibas a explicar tu eso ahora al vasco, ya te podías estar mudando, pero a donde ibas a ir tú estancado tan sólido en ti mismo. Solo te quedó esperarlo sin pensar mucho en ello, ¿pero como se come eso viejo? ¿como metes la calma en una botella de cristal?. Eso te gustaría, tirarla bien profundo al atlántico, que en una de esas agarrara una corriente hasta cuba.
   Y te encontró. Y de un pescuezón te metió en un coche donde había tres rumanos esperándote y ya no volviste a ver al vasco. Y todavía sentado entre los dos mastodontes te preguntabas como ibas a saber tu esto. Y pediste fuego con gestos y de un manotazo rumano te colocaron las manos sobre las rodillas mientras la raya de speed jalada hace solo unos minutos te daba un tiempo de cocodrilos en el estomago, ¡que infierno viejo!. Estabas tan serio en ese coche repasando la lista mental de un solo ítem, de un solo “al carajo yo me muero con mi mierda dentro”. Se rompió la botella de cristal viejo, esa ya no llega a cuba.
   ¡Que putada viejo!, nos vamos a quedar sin tu “patachín patachán feliz ramadán”, sin tus cantos desafinados, sin tu niñez entre los críos, sin la magia de tu poesía de superviviente, cosas de ti mismo, cosas que de verdad eran de ti mismo, que incluso tu desconocías tan empecinado en ser cangrejo sujeto a roca.
   Se acerca a hurtadillas una primavera de vientos calientes y cambios térmicos inesperados para finales de febrero, pero tú te lo vas a perder viejo, así que cava con fuerza, cava tan hondo que no quede ni rastro de ti en este mundo, disiparse tan hondo que no quede ni difusas historias de ti contadas por los pibes en cabestreros, que yo no te recuerde en inviernos fríos compartiendo silencio de lluvia contigo y el gitano, cavar hasta el infinito, que no haya roca que te soporte. Que solo quede de ti un titular en periódico gratuito de metro con el “ajustes de cuentas” y en la prisa de llegar tarde al trabajo algunos que nunca te conocieron comenten que el ayuntamiento debería licenciar otra manifestación contra emigrantes.
    Porque si viejo, todo para acabar como ojo mareado en medio de un huracán, borracho de dar vueltas, sin punto fijo. Perderte la mejor historia viejo, perderte al vasco recibiendo la plata de la policía por acabarte y sus tardes de paseo por lavapiés buscando otro viejo que ansíe su última certeza, que cave su hoyo. Lo que te estas perdiendo viejo lo que te estas perdiendo.



domingo, 16 de mayo de 2010

El oro de Belmonte

Soy a la fuerza arrancado de las entrañas de ella.
Muy sucio, muy de nadie soy llevado a la hoguera.
Sin acusación me queman, me refunden, me purifican.
Salgo reluciente, acabo en las manos de Andrea,
¿pesado caeré entre las dedos de ella?.
Soy de estas montañas de osos y duendes
soy el oro de las tierras de Andrea.