Se
hizo una pequeña modificación en el inventario y la batería de
trailer acabó vendida en el barrio por 10 talegos, eso fue a la
tarde. A la noche el mono reactivó la imaginación y regresaron a la
casa donde enajenaron la batería. “Maestro no sabe lo que pasa, que
la guardia civil nos preguntó por la batería y andan buscándola por tol barrio”. El caballero que abrió la puerta se desaló, “quiten,
quiten, llévense la batería de aquí, llevensela”. A la madrugada, después de mucho arrastrar la batería, vuelven a venderla por 12 talegos.
domingo, 31 de mayo de 2015
lunes, 25 de mayo de 2015
Evita en Canarias.
Unos barcos cargados de carne en lata y trigo. Casi ná para la Canarias de posguerra. Fue lo que podríamos llamar una extrapolación del efecto peronista.
Meses antes Evita había entrado a la catedral de Las Palmas acompañada de un séquito franquista. De esos días todo lo que se podía ver de los canarios cabía en el canto de un papelillo. Esqueléticos, desnutridos, debieron ser preocupación para la familia Perón. Y es que más que ser socialismo nacional, en ese gesto, el peronismo parecía ser universal.
Pero la leyenda, capricho maquiavélico, decidió que los barcos fueran desviados a Nápoles, forma del régimen de pagar a Italia su ayuda en armas y equipamiento. Hay quien dice que todo fue una campaña mediática entre Franco y Perón. El hambre continuó en Canarias, lamentablemente el hambre no es mediática.
Meses antes Evita había entrado a la catedral de Las Palmas acompañada de un séquito franquista. De esos días todo lo que se podía ver de los canarios cabía en el canto de un papelillo. Esqueléticos, desnutridos, debieron ser preocupación para la familia Perón. Y es que más que ser socialismo nacional, en ese gesto, el peronismo parecía ser universal.
Pero la leyenda, capricho maquiavélico, decidió que los barcos fueran desviados a Nápoles, forma del régimen de pagar a Italia su ayuda en armas y equipamiento. Hay quien dice que todo fue una campaña mediática entre Franco y Perón. El hambre continuó en Canarias, lamentablemente el hambre no es mediática.
domingo, 24 de mayo de 2015
Viento rudo de Las Arenas
Donde el viento se ajusticia las rocas,
donde el viento se lima la arena petrificada,
la marea ruge amedrentando.
Donde el viento la inquietud, lo molesto.
Donde el viento planto una mugrienta caseta,
aduana del pensamiento que sopla.
viernes, 8 de mayo de 2015
El adivino.
Una hilera de hormigas bordeó su pie y
desde su dedo gordo se salpicaron en las migas de pan que se
esparcían por el suelo. A eso de las 3 de la tarde era lo cotidiano.
Sacaba un bocadillo, dos en caso de ser domingo pues en su profesión
se hacia imprescindible establecer los lunes y solo los lunes de
descanso, y devoraba las aflicciones financieras de amas de casa
desesperadas, estudiantes de últimos ciclos inquietos por su futuro,
cocineros en espera de un aumento de retribución y personas con
todas esas hondas preocupaciones referentes al money.
En aquel planeta era espantosa la
aversión a la pobreza, se había corrido la voz de que ser pobre era
una maldición, el incumplimiento de las obligaciones con el estado,
la familia y en desgraciado final con la comunidad. Tal era su mal
augurio que hasta la palabra estaba proscrita por ley, mediante un
real decreto que promulgaba amordazar a todo aquel ciudadano o no del
planeta que quebrantara la norma. Y cuando la circunstancia obligaba
a pronunciarla tendían a utilizar expresiones como “pa las
chacaritas con el tema”, sinónimos como “degradado” o gestos
como cerrar fuerte los párpados y apretujar los labios mientras se
niega con la cabeza.
Imagínese la paranoia que alimentaba
el negocio de nuestro adivino, que por otra parte era persona
originaria de la más extrema indigencia, pues cuando él las
mendigaba, las calles en procesión pronunciaban su nombre con una
baba similar a la pus.
El solo tenia que fijar sus grises ojos
en el cliente para visualizar un oscuro horizonte. Decía pronosticar
la pobreza de cada cual con un 99,99% de acierto. Al principio la
mayoría se lo tomó a coña y le venían con el “pronostícame el
orto” o el “pronosticate las chacaritas”, ¿pero quien desanima
a quien lleva siendo pobre toda una vida?.
Contemos ahora que desde el principio
hubo un hombre que desde una esquina vio toda la trayectoria del
milagroso negocio. Uno que esperó todo un año apoyado en un vértice
observando como nuestro pronosticador estiraba sus ilusiones, que al
fin al cabo eran las mismas que las del resto de la población:
escapar de ser pobre.
Desde las sombras este hombre (en este
cuento llamémosle Oportunista) presenció como aquellos que eran
pronosticados de pobreza finalmente caían en el cementerio.
El caso mas plausible es el de aquel
buen hombre que llegó inquieto acerca de un negocio en el sector
fotovoltaico que tenia entre manos, entró con la cara como gotea un
cuerpo mojado. Le llegaban siempre así, esperando un veredicto
determinante. El adivino lo mandó a sentar.
- verá ud, es sabido que dentro de
poco saldrá una ley que permita desarrollar el sector fotovoltaico,
y unos amigos y yo tenemos una empresa que instala paneles solares a
un precio muy atractivo. Necesitamos saber si la ley nos favorecerá
como presagian los diarios. Y necesito saberlo ademas porque tengo
familia que alimentar y somos muy religiosos en eso de no visitar las
chacaritas.
Finalizó con una facción cómica.
- Yo solo puedo pronosticarle una
desgracia, y ese es el acuerdo que ud ha aceptado cuando entró por
esa puerta. Yo voy arrancarle esas cosquillas en el neocortex del
alma .
- ¿Cosquillas en el neocortex del
alma?.
- La curiosidad son unas cosquillas en
el neocortex del alma, y con ella ud podrá salir de la ignorancia
aunque en triste final la ignorancia solo carcoma un 50 por ciento de
sus posibilidades de ser feliz.
- oiga yo solo quiero saber si me irá
mal en el negocio.
- Entonces nos entendemos.
Desde el otro lado de la mesa el
adivino se alongó hasta tener a un palmo los ojos del cliente,
frunció el ceño y volvió a sentarse.
Al día siguiente el buen hombre
preparó una inyección de agua con sal y se la clavó en el corazón
vaciando su contenido en el, todo ello después de leer que el
gobierno había decidido que el futuro del planeta seria negro y no
verde.
En exitosa predicción tales casos se
multiplicaban alarmantemente, lo que creó un pánico social sin
precedentes. Las noticias lo anunciaban como el belcebú de los
tanatorios, el asesino futuriento, la caja de pandora del siglo 21.
Ya no hubo cliente al que pronosticarle un cuervo.
A pesar que nuestro adivino tuvo la
precaución de registrar su negocio como “el adivino de lo
oscuro”, un inspector de trabajo enviado por el ayuntamiento
dictaminó que la palabra oscuro denotaba algo ténebre, que ténebre
y pobreza eran adjetivos que compartían la misma descripción
semántica y que “de lo” manifestaba propiedad sobre la pobreza,
cosa totalmente equivocada porque era por todos sabidos que la
pobreza, al contrario que la riqueza, no tiene dueño. Una abusiva
sanción acabó por descuadrar el balance contable del adivino de
lo oscuro.
Cuando las hormigas huyeron y el precio
de la calefacción ya no abolía el frio, el adivino volvió al
destierro de los callejones. Y es allí donde se lo encontró el
Oportunista, pues ellos compartían la afinidad de visitar las
sombras grotescas y los suelos manchados.
- Ud pensará que estamos compartiendo
sombra por casualidad, pero no es así.
- ¿Perdone ud?
- Mi nombre es Oportunista y le
conozco desde hace mucho. Ud es de esos que conoce los gestos
callejeros lo suficiente para sobrevivir, pero no esta interesado en
más y es precisamente por eso que tiene ese don para ver a la muerte.
Porque ud es de los que no piden nada mas que un remanso de paz así
sea a lo oscuro, por ello puede mirar a la muerte tan a los ojos,
ella no puede quitarle nada, y ya sin excusas se muestra desnuda ante
ud a través de los ojos de sus clientes”.
- ¿Y ud quien es?.
- Se lo he dicho ya, yo soy el Oportunista, y debo ofrecerle, para cumplir mi karma, la oportunidad
de volver a salir de la pobreza a través de tres nacimientos.
- Ya no es posible.
- No se ha dado cuenta porque esta
muy sujeto a su propia pobreza, pero lo que realmente esta ud
pronosticando es riqueza. Recuerdo bien la cara de su último cliente
al salir de su cueva, recuerdo también la que tenía cuando entró,
se fue contento porque averiguó que el sacrificio merecerá la pena
para que el negocio prospere, y prosperar es sinónimo de
enriquecerse, ud convirtió una boca en forma de bóveda en una
sonrisa, no es tan agria su labor.
- Podía haber sido al revés, en cualquier caso eso fue solo un efa.
- ¿Un efa?.
- Un efecto fisiológico del alma. Como
cuando ve algo que le revuelve el estomago y acaba vomitando, el
efecto fisiológico es el vomito, pero eso es solo un reflejo de algo
mas adentro, igual cuando chico se pasaron con el avioncito y ahora
las compotas le dan ganas de devolver, o en aquellas resulta que era
helado de pistacho el que tomaban cuando ella le susurró aquello al
oído y ahora el verde ni verlo. Yo he de leer también los efas en los
clientes para mis predicciones. Y si, un efa esta en una sonrisa pero
también en una mueca de asco.”
- De cualquiera de las maneras ud se
vende mal, déjeme ayudarle a reflotar el negocio.
De la mano del Oportunista las
perspectivas cambiaron y en menos de un año el negocio llegó a ser
mejor de lo que era y este fue su primer nacimiento.
Pero por uno de esos rasgos de la
naturaleza humana Oportunista había registrado “El adivino de
riqueza” a su nombre, hecho que no gustó mucho al adivino,
pues era hombre acostumbrado al expolio.
Desde una oficina con una mesa de
caoba, 3 secretarios y sin hormigas, se pronosticaba, incluso
telemáticamente, el enriquecimiento de empresarios del petroleo,
políticos sin escrúpulos y artistas desamparados.
De aquella época la consulta mas
excepcional fue la de aquella chiquilla de unos 17 años que entró
firmemente erguida sin tan siquiera tocar a la puerta.
- Verá ud aunque le parezca joven
tengo una preocupación que me rompe la calma, es una angustia por
saber que me deparará el futuro en el amor. Porque a pesar de mi
prontitud si sé que hay compañeros que son cuchillos y la tratan a
una como una inepta , como que una no se merece pronunciar el verbo.
Y le juro que no quiero eso para mi, no quiero eso yo.
- Yo no puedo pronosticar el amor,
no al menos el de yunque y martillo. Los silogismo que se cumple para
hacerse rico no son los mismos que para el amor y de repente se
encuentra ud con un loco con una cuerda o a una artista con un
picapedrero. Es un pato comiendo carne el amor, eso no hay quien lo
pronostique.
La chiquilla no quiso pagar y se fue
muy enfadada mientras llamaba al adivino cobarde, deshonesto,
dinosaurio y otras muchas cosas mas que no se llegaron a escuchar en
su rápida salida.
En la cúspide de los beneficios
incluso algunos jefes de estado solicitaban su vaticinio y el asunto
se fue complicando. A esto sumaremos que las consultoras
internacionales quebraban por insostenible competencia. Los gobiernos
acordaron acorralar aquel negocio que amenazaba sus empresas, pues
es demasiada soberbia no aceptar que pronosticar riqueza es cosa del
capitalismo y no de un adivino. Por medio del consenso de todos los
partidos políticos se arregló una ley para un aumento
extraordinario en la cuota de autónomo a toda consultora con algún
trabajador que tuviera asiento en el registro de sancionados y con
ojos grises trizados de miel.
No sabremos como la enfrentó la otra,
pero de las dos consultoras a las que se le aplicaba la ley, la del
adivino de riqueza inicio una evasión de capital hacia un
archipiélago en forma de serpiente que promocionaba la liberación
del beneficio. Y esa transferencia fue su segundo nacimiento.
El asunto fue estudiado minuciosamente
por el ministerio de hacienda, de oficio se emitió una orden de
detención sin fianza para el propietario del negocio por
considerarse éste, elemento subversivo incorregible. Por su parte el
adivino se hizo humo y compró un pasaje a otro continente.
Con el tiempo la gente olvidó a los
protagonistas y cada cual regresó a la rutina de comprar los sábados
a la mañana, preparar el café del mediodía tras la siesta, a
preocuparse por el seguro del coche una vez al año, las amistades de
sus hijos, el carmín en el cuello y todas esas presentes cosas
seguros de que tanto la riqueza como la pobreza no son importantes
pronosticar cuando uno está inmerso en esas realidades.
Y se compró un islote en la zona mas
austral de aquel planeta donde pasa los días en su flamante yate
curricando alrededor de la islita mientras alguien prepara mate. Pero
ahí a ratos, se le acerca la imagen de aquella mujer recriminándole
el no haber sido lo suficientemente valiente para pronosticarle el
amor, aunque él bien sabe que es de ineptos pronosticar el verbo
cuando los sujetos que lo desean no se conocen. Y ese fue su tercer
nacimiento.
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