miércoles, 3 de noviembre de 2010

EFECTOS FISIOLOGICOS DEL ALMA II : LÁGRIMAS


Mi madre solía decirme de chico que si lloras menos meas, y a pesar de no sufrir de continencia urinaria, siempre fui fan de semejante terapia.

Se deshonra el cocodrilo cuando come y es un llanto el humano al nacer en unas lágrimas que nos protegen. En este tibio caldo de emociones las hay de todos los gustos y estados de ánimo. Las hay de regocijo que son pura salud de espíritu, son las que te salpican de felicidad en un contagio que va mas acá de cualquier intención. Son las de los que ríen juntos, juegan juntos, se caen juntos, se abrazan muy juntos.

Las hay de necesidad, impulsiva como un niño con hambre, o procesada como aquella señora de Chiloe acercándose a Coni y a mi y contarnos su historia de desamparo, cantarnos su historia de desamparo y finalmente llorarnos su historia de desamparo.

Las hay de rabia y son las que no se pueden comer. Son las que más se acercan a la injusticia, unas gotas saladas que no son de mar y con una temperatura que no es amniótica. Están las que cicatrizan como cenizas de puro en las heridas y limpiándonos la cara nos desinfectan las penas. Como esas cucas que en horas de la noche descienden por las palmeras mugrientas de la ciudad en un brillo chispeante de alas sintéticas, trizadas por los rayos filtrados por hojas de palmera. Así cae la mugre del mundo condensadas en nosotros, cuca mas cuca menos.

Las hay también de un azul profundo, de las que no se borran de la memoria donde descansa mi abuelo sentado en la cama en la semioscuridad de una habitación cargada de olor a tabaco negro, pensando que va a ser de su hijo invalido cuando el ya no esté para darle de comer o sentarlo a cagar. Y tú (que soy yo) mirando su evidenciado estado de desagüe, su observación del recorrido lacrimal hasta su explosión en el piso, su cabeza colgada del cuerpo queriendo encharcar el suelo. Y entonces darse cuenta que estabas ahí y en el definitivo instante mas hiriente secarse con las manos los ojos y sonreír con una ironía forzada que era lo que de verdad te hacía drenarte por dentro.

Las de impotencia son el recuerdo de Coni sentada en una piedra mientras observa la espumosa contaminación de la laguna de Villarica (¿puede haber un compromiso más sincero con tu pais?). Un país entero desmantelado en minerales y una factoría de celulosa contaminándonos la laguna (siempre nos quedo la furgoneta, pero eso eran solo parches). Esas son también contagiosas.

Pero de todas hay una que te deja abandonado en el hielo como un lento adiós irreconciliable con el tiempo. Una que no se llora en público y que es pulsantemente trizte como un cachorro con hambre ahogado en el olvido, como ver a una madre llorar, como hablar en un silencio universal. Son las que siempre rompen por la mitad el futuro, reculan las entrañas y frustran la esperanza. Son las mas difíciles de entender y solo se sobrellevan suponiendo algún plan divino. Son las lágrimas del adiós que resbalan lejos.

Desde el punto de vista del sujeto, tenemos las del chantaje del niño a la madre por la golosina, las de buenos amigos confesándose secretos, las del hermano con hermano por herencias disputadas, las de la mujer por la infidelidad del marido y en las últimas generaciones las del hombre disminuido por la infidelidad de la esposa.

Las tenemos hasta de clases sociales, pues las de un polígono o unas chabolas son más fáciles de ver por aquello de la marginalidad manifiestamente sufrida (y gracias a dios que lloran!). Las de las clases pudiente realmente no se como serán pero me las imagino al estilo de telenovela mejicana “los ricos también lloran”, con una figura de princesa desheredada o un rey que cada día ve su país mas y mas republicano.

También están aquellos que no saben llorar, que nunca intentaron llorar, y son los que quedan fosilizados en un simpático cubito de hielo. Los que realmente me dan pena en este mundo, los que me gustaría darles un poquito de mi en horas bajas para que al menos por unos segundos sientan como humanos lo que son las lágrimas. Algunos sabían pero lo olvidaron a fuerza de ser fuertes.

Incluso hay culturas acampadas en el valle de lágrimas, como aquella del sur cantando malagueñas a la muerte de la madre, folias de desamor, endechas rememorando tragedias, la de sabinosa recordandonos arrorros, los magos de chipude cantando como don jorge salió a cazar, incluso más acá (o más alla, que cosa eso no saber ya donde esta el aca o el alla) el cante hondo. Café y un montón de señoras comentando las grietas del mundo, de “pobrecito juan”, “que pena maria”, “en el fondo era buena gente” y un suspiro largo con olor a café.

Y por supuesto están las religiosas, las meditaciones que son casi viajes astrales, libros de autoayuda que te dejan peor, de religiones que te flagelan y guerras que no traen mas que destrozos.

Especialmente entrañable es la del borracho, que de tanto alcohol ya ni aguanta la mentira que mareada cae al suelo quedando solo la verdad, que es una marioneta simpática articulada débilmente con un sonajero en la mano que también llora.

La de los otros para mi son como ramita de romero regateada por una gitana, que es tierno, que puede ser para la carne, que es desconfiable si no se conoce a la gitana. Yo conmigo mismo negociando el no a la gitana, y ceder en el último momento a los euros de la compasión que aveces me sale caro y que es casi hasta folklórico.

Pero se sabe a ciencia cierta que son bacteriostáticas, por la lisozima y la gammaglobulina de la que consta, que altera y deshace las paredes de las bacterias, así nos sanea el alma la templada purpurina acuosa. Composición curativa, brebaje que se exhala para darnos un baño de protección ante un estado emocional vulnerable que nos baja las defensas. Sales, sustancias que bombean un caos interno al mundo y hacen compartida la carencia de ánimo arropándonos en nuestra propia lluvia. Apreciemos nuestra autoestima mas pura, en borbotones o en hebras descocidas, cuajadas hasta estallar al accionar el limpiaparabrisas o desecada en manchas pegajosas en las mejillas. Démonos cuenta ¡que es el mundo que nos aplaudió en los ojos por sentir!.

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