jueves, 9 de enero de 2014

Mujeres que quieren salvar al mundo




La primera vez que se lo noté fue en la laguna de Villarica, cuando Coni sentada en aquella charca podrida perdía su mirada en una diagonal en aquel entonces indescifrable. Le cayó una lágrima ovalada de dibujos animados tropezando por una cara como de tristeza aceptada, y no recuerdo si esta gota de las entrañas acabó mezclada en la espuma envenenada de contaminación por la industria de la celulosa.
Luego no sé si fue en Conce o Valdivia cuando se lo volví a sentir, era ese gesto tierno de querer salvar al mundo. Muy seria, desprendiendo toda esa magia de puma andino mientras yo le retaba que no había mucha plata, que su artesanía y mis peluches apenas daban para las humitas y la bencina de la combi. Pero ella llevaba el sello de las que se empeñan en ser curanderas de almas y acabé pagando dos completos a aquellos cabros que en la puerta del bar mendigaban el suyo.
Así se lo conté años más tarde a Mardy, esa mujer asiática que cree fue dada a luz para servir al mundo. Ella lo mismo estuvo enseñando inglés a los pibes de los cerros de Valparaiso que armando platos de muchas especias para mucha gente mientras cruzaba continentes.
Mardy me cuenta que quiere hacer un documental (y personas así la acaban haciendo) sobre Lieve. Ella piensa que así puede sanar su relación con los hombres.
Lieve es otra de esas mujeres que busca imperiosamente refrotar el ánimo ajeno. Vive en Bélgica con una extraña enfermedad que la condena a fatiga crónica.
Según me cuenta Mardy con ella brota la afinidad de la que no te deja preocupación sin compartir. De esta forma, Lieve, hasta pasará en el borde de una cama, que era una tumba ya, la agonía de la muerte de un amigo tocado de una enfermedad terminal.
Pero es un trauma lo que lleva a Lieve a ayudar a todo lo que palpita. A la edad de 19 años fue brutalmente violada hasta el punto de desgarrarle por dentro mientras la noche escuchaba imaginados gritos de ayuda callados por la vergüenza.
La misma vergüenza que padecieron Coni y Mardy.


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