Feliciano Tres Espíritus que es hermano
de casi dos décadas y para mi de las cosas mas valiosas que ha
parido el país argento, llega con su familia a Canarias en los
tiempos duros de su país.
De corte pacífico, apaciguador de la
violencia, amigo de sus amigos, y gran bebedor (para mi desgracia por
no poderle seguir la rueda) es de los que siempre echa una mano al
que lo necesite.
Y lo mismo te ayuda soldando piezas
para la construcción de un pozo de agua en África que echando horas
en las labores más duras de un centro autogestionado.
Bien punky, disfruta de eskorbuto como
el más vasco de los vasco y casi siempre una camisa de Flema decora
su pecho.
Estipulado por España como ilegal
(como si hubieran humanos ilegales en este mundo) acepta duros
trabajos que no son bien pagos, cosa que a él nunca le importó pues
la cosa para él es estar activo haciendo algo y cuando puede,
escuchar punk, que es religión pa sus oídos.
Cierto día deambula por calles de Gran
Canaria con un grupo de punks. Uno de ellos (un canario) anda
entendiendo mal eso de ser reivindicativo. Como si destruir una
papelera de todos o romper un retrovisor (quizá de algún obrero)
tenga que ver con reivindicar ná. A pesar que Feliciano no está
de acuerdo con lo que esta pasando, este uno canario, de un empujón
lanza un container de basura a la deriva de una cuesta y así no tarda
un pestañear en llegar los del desorden de la ley.
Tras pedir documentos el culpable es
uno, el sin papeles. Se llevan a Feliciano.
En la cárcel para emigrantes de
Barranco Seco permanecerá un mes, tras lo cual es deportado a
Argentina. Paradojas de la vida: él en Argentina, su familia en
Canarias.
Para el pibito canario que lanzó el
container (y al que solo le faltó llorar) esto será solo una
anécdota.
Su novia Canaria se traslada a
Argentina y se casan. Así vuelve a Canarias Feliciano tras meses,
pero su situación sigue siendo “ilegal”.
De su semilla nace una Canaria, y ni
aun así le es fácil regularizar su situación, pues todo es pedirle
más y más papeles administrativos y marearle la cabeza. La excusa
burocrática del que se niega a reconocerte. Hoy en día sigue siendo
irregular.
De vez en cuando sigo entrando al blog por si has vuelto y publicas algo nuevo...
ResponderEliminarSaludos,
Alicia
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