viernes, 18 de julio de 2014

Ley de Dependencia.

    Las tardes del lunes de mi corazón debiera estar en el curso de seguridad de redes informáticas. Pero en este ambiguo sentimiento de estar haciendo lo que disfruto y no estar haciendo lo que debo, paso la tarde cerquita de la silla donde reside la minusvalía de mi tío. Tiempo en el que mi madre aprovecha para dar sus clases de cerámica en la universidad popular. Y es que la ley de dependencia no se hizo para canarias pensarán nuestros célebres políticos autóctonos. No habrá trabajo para nuestras asistentas sociales a falta de un dinero juguetón que se esconde con la magia de nuestros expertos gobernantes, ilusionistas de las arcas públicas, endémica epidemia.

    Y que más da, si al fin al cabo pocos de estos retrasados o paralíticos se acercarán a las urnas el día mas importantes de nuestras políticas vidas, se preguntaran ellos. Y así también se contestarán que mas vale que el perenqué deje de tentacular huella de augurio y se vaya a otro lado que aquí ya no hay nada más que rascar, que el dinero ya se fue a nuestro mejor programa de realidades más mágicas que la del opositor, que ese si es más corrupto que nosotros que tiene juicio con sentencias y todo y no como nosotros que aún las tenemos pendientes. Que bárbara esta gente que quiere que todo salga bien en vez de apechugar con lo que dios les dio que eso no es culpa nuestra, que también tenemos nuestros problemas como todo buen canario, si fíjese que hasta tenemos sentencias que dirimir con la justicia. Así que menos plataformas y dedíquense a sus paralíticos, que pa eso es su cruz, que nosotros también tenemos nuestras peligrosas minusvalías que pueden costarnos miren uds millones y ya no de euros sino de votos o lo que es peor días o incluso meses de prisión domiciliaria, así que menos arengas y reclamen al estado carajo o al próximo si nos destronan.

   Coño que pesa este tenique, dirán con desespero, o tal vez ni siquiera eso. Pero hay teniques que pesan más que otros mis corruptos representantes, y tengan cuidado que sus frutos no caigan antes de temporada no vayan a quedarse sin metabolizar el azúcar. Pues así se verán sus insulsas vidas como fruta caída antes de tiempo que rodarán lejos del árbol, probablemente ladera abajo al oscuro fondo del barranco, donde hagan de banquete a alguna cabra perdida que la cague a la orilla de una caleta (para desgracia de la caleta) y quizás también con suerte germinará la semilla mas desabrida de cuantas proliferen en esta tierra. Dejando para el recuerdo de nuestros paralíticos el agrio sabor del abandono como lamentables petrogrifos, como ya desde inmemorables siglos atrás el Tindaya de olarte controlado remotamente desde Saturno, los salmones de las corbatas de color salmón de don Soria, los aeromédica del doctor aldeano, los crepúsculos de la justicia en los olores a descomposición de estoy en mi tierra y hago lo que me da la gana señores. Uds son el picudo rojo de antaño, el de siempre, el que no hay quien erradique porque están en su casa carajo.


   Así que mi madre tendrá que seguir con la alegría con que lo hace a sus 60 años sentando a cagar a su hermano de la misma forma que yo comparto la tarde del lunes de mi corazón en largas, jubilosas e indescifrables conversaciones con mi tio, conversaciones gestuales que son un curso la telepatía. ¿Pero con que buen geito le explico yo a mi tio quien son uds.?. Animalitos de dios, que dios los guarde.


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